jueves, 28 de febrero de 2013

CAMPEONATO DE ESPAÑA DE CROSS Y MARATÓN DE SEVILLA


El domingo teníamos una doble cita de relevancia. En Marina d´Or (Oropesa del Mar), Alfonso Navarro y Sergio Díaz del Campo corrían a modo de filial con el Club Atletismo Manchego (Quintanar de la Orden). Más abajo dejamos una crónica de Rodrigo Peral sobre esta competición y todo lo que la rodeó el fin de semana, pero hay que señalar que Sergio se clasificó en el puesto 163º en categoría juvenil, entre cerca de 300 competidores, con un crono de 23´04" en los 6,5 km del recorrido, siendo tercero de su equipo, quienes eran 30º de 53 clubes. Por su parte, Alfonso Navarro era 83º júnior entre 200 atletas, con un tiempo de 24´27" en los 7,5 km de su prueba, concluyendo como cuarto de su equipo, que se hacían con un buen noveno puesto.
La otra cita de relevancia era la Maratón de Sevilla, en la que teníamos a cuatro corredores del club, entre cerca de 7000 participantes. Dejamos también a continuación una crónica personal de Arturo Díaz del Campo, quien debutaba en la distancia. 
Los resultados de los nuestros fueron los siguientes:
- Antonio Sáez: 342º con 2h 55´52".
- Jesús Mariano Rico: 767º con 3h 07´22".
- Arturo Díaz del Campo. 1352º con 3h 18´57".
- Juan Luis Pinilla: 4449º con 4h 07´55".
La próxima cita para nuestro club será este domingo en la segunda prueba del circuito provincial, los 10 km de Ciudad Real, donde batiremos un récord de participación fuera de Daimiel, con 69 atletas para la prueba absoluta, además de algunos pequeños en las Carreras Mini.

Informamos de que el cupo para el viaje a Lisboa ya ha sido completado.

Por último, tenemos que dar cuenta de un triste desenlace, ya que Miguel Ángel Pascual -compañero nuestro durante los años que estuvo en Daimiel- no podía superar una larga enfermedad y fallecía este domingo. Desde aquí mandamos las condolencias a la familia y lamentamos enormemente la pérdida de alguien que dejó huella en el club y siempre recordaremos. DEP.


Crónica personal del Maratón de Sevilla, por Arturo Díaz del Campo.


Después de dar una vuelta por Sevilla y confirmar que tengo que volver próximamente a disfrutar de la ciudad, me tumbo en la cama y me pongo a pensar, por enésima vez, en la estrategia a seguir al día siguiente. Me empiezan a venir a la cabeza todos los consejos que me han dado mis compañeros de entrenamiento sin los que hubiese sido imposible llegar hasta allí. Para mí, más de la mitad de la maratón estaba ya recorrida en esas tiradas largas los domingos con ellos, en esas series interminables que me obligaban a acostarme todos los días a las diez de la noche, en el apoyo de toda la gente a la que he dado un tostón insoportable con mis ilusiones para el gran día.


Descanso mucho y bien y me voy para el estadio. Me asaltan las dudas derivadas de las condiciones meteorológicas: antes de las 9 de la mañana hacía ‘fresquete’. Veía a atletas con trajes de triatlón, a gente de manga larga… Nada, decido ir totalmente corporativo aunque pase algo de frío al principio. “Que somos manchegos, leñe”.

Pocos minutos después de las 9 nos ponemos en marcha. No estaba muy nervioso pero es cierto que pensar que, por fin, estás afrontando una maratón, te pone la piel de gallina. Mantengo la calma y de nuevo pienso en todos los consejos de mis compañeros, así que regulo y hasta el kilómetro 15 no llego a mi ritmo medio objetivo. Tenía gente que me apoyaba repartida por distintos puntos del circuito, y al principio me vieron con buena cara. En el 23 empiezo a ver que no iba a lograr el tiempo que deseaba pero me sentía aún muy bien, pasando corredores, disfrutando del recorrido y de la multitud que nos animaba. Llego al 28 según lo previsto, en poco más de dos horas, sabiendo que me quedaba lo peor y que lo normal era que el tiempo se me fuese.

En el 33 estaban Sergio, un ‘saturno’ de excepción, y su novia, animándome. Y ahí ya les digo que voy mal, que voy a acabar sufriendo. Ojalá solo hubiese sido eso. Me recupero durante dos kilómetros tras un avituallamiento pero en el 35… ahí estaba. No es un mito. El muro. Las piernas se me clavan en el suelo y tengo que parar. Era la primera vez que me paraba en una carrera y no me hizo mucha gracia, pero era imposible seguir. Camino unos 20 metros hasta el siguiente avituallamiento y vuelvo a trotar, hasta donde estaba mi novia. Tener gente conocida entre el público me sirvió para recuperar un poco tras bajar el ritmo, pero veo que la cosa va a ser muy muy dura. Miro el reloj, me echo mano a las piernas y me doy cuenta que el tiempo se me va a ir, que me van a llover los minutos. Los siguientes kilómetros son un calvario que reparto entre la carrera y la caminata. Los corredores me pasaban y me decían que trotase, pero no me animaba mucho verlos parados también cien metros después. Veo que no soy el único que está mal, que es algo normal, pero el ‘mal de muchos, consuelo de tontos’ no me sirve.


En el 38 empiezo a pensar que me voy a ir a las 4 horas porque no contemplaba una manera humana de llegar al estadio. En ningún momento me planteé la razón por la que estaba allí, sufriendo como nunca, pero fueron los peores momentos. Hasta el kilómetro 41. En la última de mis caminatas, un hombre del público se acerca a mí y me dice: “¿Después de todo el entrenamiento, de toda la ilusión que le has puesto, te vas a rendir? Vamos, que esto no te lo quita nadie, que es tuyo”. Yo creo que hasta se me saltaron las lágrimas. Me pongo a correr, pasando atletas (en ese momento crees que vas deprisa pero habría que ver el ritmo que llevaba) hasta que afronto la llegada al estadio. Entro por el túnel, y solo me faltan 300 metros. No sé ni qué canción sonaba, me daba absolutamente igual. Me acuerdo de Abel Antón, que va unos kilómetros por detrás de mí, de la plata de Lamela, del oro de Montalvo… “En esta pista, hace 13 años, un tal Michael Johnson pulverizó el récord de 400 metros lisos”.

Lo mío no fue una gesta de ese calibre. Pero oye, que me dejé hasta el último aliento en lograrlo. No estaba satisfecho por la marca, pero sí por lo que había conseguido. O al menos eso pienso ahora, que han pasado unas horas y lo ves todo con más perspectiva.

Aprovecho el final de estas líneas para mandar un fuerte abrazo a todos los que estuvieron en Sevilla conmigo. No solo los que se desplazaron hasta allí y me animaron durante el recorrido, sino los que, de una u otra forma, fuisteis mis piernas en los momentos más duros.


Crónica personal del Campeonato de España de Cross, por Rodrigo Peral.


Este fin de semana regresábamos a Marina d´Or, sede del Cpto. de España de Cross por Clubes, donde ya estuvimos el pasado año con nuestro equipo júnior. Esta vez viajábamos con el Club Atletismo Manchego, ya que, gracias al acuerdo de colaboración que firmamos con ellos para esta temporada, tanto Sergio como Alfonso eran convocados para reforzar sus equipos juvenil y júnior, respectivamente. A mi -como entrenador- me invitaban a formar parte de la expedición, mientras que las familias de nuestros atletas tampoco quisieron perder la ocasión de verles en una competición de esta relevancia.

El sábado a las 6 de la mañana ya estábamos en pie para emprender el viaje, nos desplazábamos en coche hasta Alcázar y allí nos uníamos al resto de atletas, responsables y acompañantes del C.A. Manchego. Aunque solo había 16-18 corredores, el autobus iba practicamente lleno. Comparto asiento con Isidoro Moreno, actual campeón del circuito provincial en veteranos A, con el que se me hace más ameno llegar a nuestro destino. Además, los dirigentes del Manchego reparten bombones y fruta durante el trayecto, y nos regalan una mochila con distintos productos a nuestra llegada. La verdad es que son detalles que gustan.

Nos instalamos en los apartamentos de Marina d´Or -enfrente del circuito-, distribuidos en grupos de cinco en cada uno. Alfonso estará con su familia, mientras que a Sergio y a mi nos toca con un atleta júnior y dos juveniles. El júnior (Antonio Benito) y uno de los juveniles (Roberto Sánchez) son dos promesas del triatlón que están en la residencia Blume y que ya han conseguido resultados destacados incluso a nivel internacional.

Llega la hora de comer y marchamos al buffet asignado, nos pilla más lejos de lo previsto, tenemos un buen paseo y además el día no invita mucho a estar en la calle, ya que hace mucho viento y frío. Comparto mesa con los atletas juveniles y júnior, excepto Alfonso que está con su familia. Se nota los que se cuidan más (ensalda, pasta, fruta) y los que le dan menos importancia a este aspecto.

Regresamos al apartamento, una pequeña siesta y a las 18.00 habíamos quedado para reconocer el circuito y activar, aunque yo aprovecharía para realizar un rodaje más largo. Los triatletas han quedado con su compañero Fernando Alarza, uno de los mejores del país. Nada más empezar ya llevan un ritmo inferior a 4´ el km, por lo que pronto decidimos dejarles marchar y seguir a lo nuestro, aunque tampoco muy despacio por el frío que tenemos. El circuito es muy bonito, al lado del mar, con predominio de hierba y varias zonas más complicadas con arena, toboganes y saltos, se hace bastante duro. A los 20´ les digo a Alfonso y Sergio que paren y realicen unas progresiones, con ellos se quedan el resto, mientras que los triatletas continuarían hasta la media hora, para luego realizar las progresiones y aprovechar para probar las zapatillas de clavos. Yo sigo hasta superar la hora, es una pasada correr por este circuito repleto de atletas.

Volvemos al apartamento, nos duchamos y hacemos hora hasta la cena. En esta, coincidimos con nuestros compañeros de clubs provinciales, como Fuente el Fresno o La Laguna, además de con diversos atletas de élite, se respira un gran ambiente. Al finalizar, marchamos a los apartamento con un auténtico vendaval, se presagia que el día de la carrera será muy desapacible.
Nos reunimos los equipos juvenil y júnior para charlar un rato y después cada uno regresa a su apartamento, donde debatimos durante más de media hora sobre los clavos idóneos para correr según hemos visto el circuito, cada uno elige los suyos, se ceden e intercambian clavos entre unos y otros y dejan todo listo. Los chicos fijan que a las 00.00 se irán a la cama para descansar lo suficiente, queda una hora en la que converso con los triatletas sobre sus entrenamientos y el día a día en la Blume, es impresionante lo que se machacan, 18-19 sesiones semanales, me dicen que los jueves descansan, que solo nadan 3000 m y corren una hora, casi nada... Aunque estamos muy agusto, en cuanto llegan las 00.00 los chicos se van a dormir, ¡que profesionales!

Llega el domingo, los juveniles se levantan a las 07.15 y se van a desayunar para tener el tiempo suficiente de digestión, pues su prueba comienza a las 10.55, mientras que la de los júnior es una hora más tarde. Antonio Benito y yo nos levantamos a las 08.00, nos juntamos con el resto del equipo júnior y la familia de Alfonso y nos vamos al desayuno. En contra de lo que cabría esperar, el día está bastante bien, mirarmos por internet las previsiones y parece que no hará ni mucho viento ni frío. En el comedor ya se va notando más la tensión, aunque les veo motivados y con ganas. Cuando acabamos, nos acercamos a ver el final de la primera carrera, la promesa masculina, queremos ver a Fernando Alarza, quien se hace con el segundo puesto. Regresamos al apartamento para relajarnos un poco, los juveniles salen a calentar a las 10.00, mientras que los júnior esperan casi hasta las 11.00, me bajo con ellos para ver ya en acción a Sergio y el resto del equipo juvenil.

En la primera vuelta de 1,5 km, Roberto Sánchez pasa liderando la prueba. Por su parte, Sergio va segundo del equipo en torno al puesto 100º, me da la impresión que se ha dejado llevar con tantos y tan buenos corredores, es lo normal cuando debutas en un Campeonato de España. En la segunda vuelta, cerca del km 4, Sergio ya ha perdido posiciones, marcha tercero del equipo y le veo sufriendo mucho, le animo pero me hace un gesto de que va fastidiado, se le va a hacer muy larga la última vuelta de 2,5 km. Esperamos a ver la llegada, Rober finaliza en una buena quinta posición y Sergio concluye como tercero del equipo en el puesto 163º. Nos vamos con ellos a comentar la carrera, Sergio dice que ha sido muy dura pero creo que se da por satisfecho, lo importante era disfrutar y aprender, pues todavía es juvenil de primer año y era su primera competición de esta categoría. 
Los júnior ultiman su calentamiento y se van preparando, me voy con ellos a pasar por cámara de llamadas y luego nos colocamos en la zona de salida hasta que se produce el disparo. 
Rápidamente nos colocamos en un punto del circuito por donde les veremos pasar dos veces en cada vuelta. Aparece Antonio Benito tirando del grupo, ya decía en el desayuno que si se encontraba bien lo iba a hacer, no tenía presión al no ser esta su especialidad (menos mal...). El segundo atleta del equipo, David Bascuñana, también marcha muy bien colocado, al igual que Alfonso, en torno al puesto 50º. La consigna era de salir rápido para llegar bien colocados a la primera zona de arena y lo cumplen al pie de la letra, tanto que en una primera referencia aparecen como primeros por clubes. En la segunda vuelta, Antonio ya aparece al final de un grupo de 8-10 corredores, parece que va pagando el esfuerzo, aunque más adelante demostraría que no era así. Alfonso va cediendo posiciones, empieza a notar la falta de algunos entrenamientos por su lesión de rodilla. En la tercera y última vuelta, nos llevamos la sorpresa de ver a Antonio como segundo y parece que ya nadie le quitará ese puesto. El segundo atleta del equipo aparece en torno a la posición 40º, el tercero sobre el 70º y Alfonso poco después, el 80º y apretando los dientes en busca de ganar alguna posición, sabe que puede ser clave de cara a la clasificación final por clubes.
Nos dirigimos a meta para verles, felicitamos a Antonio que está loco de contento, el resto también, han hecho buena carrera y lo han dado todo, quedando novenos por equipos. Aunque van a tener lugar las carreras de cross corto, prefiero quedarme con los chicos disfrutando del momento, hasta que nos llaman para reunirnos con el alcalde de Quintanar de la Orden, se ha desplazado hasta Oropesa para dar su apoyo y felicitar a los corredores, en especial a Antonio por ese subcampeonato. Aprovecho para ver el final del cross corto masculino, impresiona la velocidad que llevan. Me voy con los júnior que se dirigen al apartamento para ducharse y bajar a ver la prueba absoluta masculina, nos vamos cruzando con muchos atletas de élite que realizan su calentamiento. Cuando llegamos, yo prefiero quedarme en el circuito viendo la carrera femenina y ya me vuelvo a reunir con ellos para la prueba reina, en la que también animamos a nuestros conocidos.
Terminada la competión nos vamos a comer y luego al apartamento, donde esperamos que nos avisen para ir al autobus. Antonio no para de recibir felicitaciones en el móvil, hablamos sobre sus planes de futuro, tiene una buena papeleta al ser tan bueno como triatleta y corredor, ya que cada federación se lo quiere llevar a su terreno. Parece sorprendente que no esté en un equipo más fuerte, pero él da prioridad a estar agusto y al buen ambiente que reina en el Manchego, hemos pasado un gran fin de semana.

A las 16.30 iniciamos el regreso a casa, este viaje ya se hace más pesado por el cansancio acumulado. En Alcázar nos despedimos de todos, agradezco a los responsables lo bien que se han portado con nosotros. Cogemos el coche y a las 22.30 llegamos a Daimiel con el deber cumplido y la satisfacción de haber vivido una buena experiencia, esperemos que haya más como esta.

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